Sentado tras una pantalla, a la espera de la respuesta de cien preguntas que no me he atrevido a hacer, pensando en que es mas cobarde si el perder o sentirse perdedor. Buscando señales en el humo de algo que ni el cielo tiene la respuesta, dejando que las lagrimas sean quien empañe de soledad a un alma que no le queda mas fuerza que la de rendirse a los pies de quien con tanto ahínco ha amado.
Soy el producto de un amor tardío, el desgrane de una flor, el verso que cierra un poema en el que ni se ha demostrado un amor. Siento que pierdo en cada suspiro, siento que pierdo en mi vida cada uno de las letras que componen la estela de mi muerte, pues mi sangre se derrama en cada paso del camino frente a algo que no me deja acercarme.
Quizás no merezca tu presencia, pues mi cobardía es quien guarda mi alma, seguiré sentado en el mismo banco, pensando en aquello que no ha sido y que jamás será, pues en cada uno de mis palabras hay cien te quiero que no se dirán jamás.
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